Las dietas de
la luna, del pepino y de la manzana no me habían dado resultados inmediatos que
me autorizaran a vacacionar en Pinamar con los hijos de las amigas de mi madre.
Pero no hubo modo de convencerla para no ir al viaje. Amigas que me hospedaran
no tenía, y quedarme con papá y su novia modelo no me seducía en absoluto. Sola
no quiso dejarme. Quizás tuvo miedo de no encontrarme al volver. Supongo que
hizo bien en obligarme a ir con ella. Aunque las cosas no iban a salir como
ella las esperaba, aunque la solución no fuera esconder la basura bajo la
alfombra, y aunque lo único que lograra fuera retrasar unos meses mi fatal
desenlace.
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