Como era
imaginable, las harpías también se entusiasmaron con Ana. Y como era imaginable
también, Ana se hizo amiga de ellas en menor tiempo que un café
instantáneo.
Cada martes sabrán más. Los martes me transformaron. Y así esperarán al martes. Como yo lo esperaba. Una historia de amor, de hambre, de padres e hijos, de vida y de muerte, de resurrecciones. La historia del final de Ana.
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