Cada martes sabrán más. Los martes me transformaron. Y así esperarán al martes. Como yo lo esperaba. Una historia de amor, de hambre, de padres e hijos, de vida y de muerte, de resurrecciones. La historia del final de Ana.
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miércoles, 29 de febrero de 2012
martes, 28 de febrero de 2012
Cinco
El primer año del secundario pasé casi inadvertida. Fui una buena alumna y una buena compañera. La gordita buenaza que servía para explicarte lo que no habías entendido en clase, por haber estado planeando la salida del fin de semana. Yo no salía los fines de semana. Nunca había pisado un boliche y además de que nadie me invitaba, el solo hecho de pensar en el momento previo donde te probás la ropa y la intercambiás con la de tus amigas, me generaba pánico. No podía cambiar la ropa con nadie, a no ser con las nuevas crías de orangutanes del zoológico.
martes, 14 de febrero de 2012
Cuatro
Pero ¿por qué me habían dejado en esa escuela llena de corpiños y bombachas comprobando que Dios no me ayudaba?, era la pregunta que más pesaba. Y pesaba tanto como yo. Yo era otra vaca, camino a hipopótamo, y mamá quiso evitarme que tuviera que pasar por su misma situación. No habría hombres para burlarse de mi gordura ni hombres de los cuales me enamorara para que luego me dejaran. Sólo corpiños y bombachas. Lo que mamá ignoraba, pobre idiota, es que las mujeres son cien veces más crueles que los hombres. También ignoraba que me enamoraría de Ana.
martes, 7 de febrero de 2012
Tres
Estaba sola en un colegio nuevo con pollerita y sin varones. Los hombres parecían querer irse de mi vida. Decidí encontrar una causa justa a esto que me estaba pasando. Si no era porque Dios me odiaba, lo que era impensable según la Hermana Rosario, tenía que haber otra explicación. Y la única que encontré para ese entonces, fue mi aspecto. Si papá y mamá se habían separado era porque ella había cambiado, transformándose en un elefante. Papá no soportó más dormir y peor aún, hacerle el amor a un mamut, y se fue con una chica un poco más grande que yo, y otro poco bastante más delgada.
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